lunes, 21 de julio de 2008

Here, there and everywhere.

- "Y para dónde irá tan apurada?"
- "No sé, pero a donde quiera que vaya, llegará mañana antes de las 10"
Diálogo al ver a Julia Roberts corriendo con vestido de novia y subiéndose a un camión de FedEx en "Novia Fugitiva"

Mi respuesta a la pregunta de Mónica es simple: En todas partes y en ninguna. Las mujeres están en todas partes, de la misma manera en que dijo ella: En el metro, en la calle, en la pega, en nuestras vidas. Están ahí. Pero también tienen una marcada tendencia a desaparecer. Las razones de éstas son varias, y trascienden a los géneros:
  • Quieren nivelar la balanza después de tantos años de machismo descarado.
  • "Soltaron las trenzas" y tienen mayor interés en disfrutar a corto plazo que en comprometerse a largo plazo.
  • Les preocupa más tener una carrera exitosa en desmedro de una vida afectiva tradicional.
Mientras escribo estas líneas, recuerdo algo que me comentaba una ex: "En este país estamos fregados... las mujeres ya no están. Ahora está lleno de pendejas cuáticas y de brujas... cuáticas también". Tragué saliva. Ya me había costado bastante encontrar a alguien. ¿Significaba acaso que era un hombre afortunado, pero esa fortuna se iría en el momento en que terminara nuestra relación? ¿Y qué había para el resto de los solteros, grupo al cual pasé a formar parte semanas después?

Debe ser una de las razones por las cuales me gusta ver a parejas besándose en el metro o en la calle. Más de alguien debe pensar que es voyerismo. En lo absoluto. Es algo que me da cierto atisbo de esperanza. De que las mujeres están. Sólo que cuesta (y bastante, en estos días) encontrarlas.

martes, 8 de julio de 2008

Let the show begin

Parto por agradecer las flores que me tiró Barsa. Eso de “erudita” en el tema me causó harta gracia, sin embargo, vamos a dejar que los lectores decidan eso.

No me considero erudita en temas amorosos en lo absoluto. Mi experiencia es poca y, en realidad, mala tirando para pésima. Podría haberme convertido en una bruja odia-hombres con todo el derecho del mundo. Pero no lo hice en base a la experiencia más preciosa: la ajena.

Más que observadora soy copuchenta, para qué andar con rodeos. Me gusta sacar el tejido y si alguien necesita una oreja para descargarse, yo siempre soy la primera voluntaria. Y ojo, que no por copuchenta me tilden de chismosa. Son dos cosas muy diferentes. La copuchenta solamente escucha y opina cuando se lo piden directamente. La chismosa, escucha lo que le conviene y opina sin preguntarle a nadie.

Volviendo al tema. La cosa es que siempre me ha tocado escuchar a amigos y amigos, más o menos cercanos, sobre sus dramas amorosos. Y como la experiencia a mí no me acompaña, siempre he aportado con lo que me sobra: sentido común, el que obviamente jamás aplico a mi propia vida, pero sí a la de los demás.

En base a lo que he escuchado, a lo poco que he vivido y a cierto conocimiento en materia psicológica, he elaborado un montón de teorías sobre cómo se relaciona la gente en general. Algunas teorías son más tiradas de las mechas que otras, pero casi todas apuntan a dos cosas: confianza y honestidad.

Cuando se trata de relaciones de pareja, creo que esos dos conceptos se vuelven aún más importantes, y junto con el ámbito sexual o químico u hormonal o como quieran llamarle, forman el Triángulo de las Bermudas de las relaciones amorosas. Si uno de esos tres ángulos está mal, tarde o temprano uno de los involucrados cede y queda la escoba.

En relación con la pregunta que llevó a Barsa a preguntarse “¿Dónde están las mujeres?”, yo venía hace harto tiempo preguntándome lo mismo. “¡¿Pero cómo?!” dirán ustedes, lo lógico es que haya preguntado de vuelta dónde están los hombres.

Yo a los hombres los veo todos los días: en el metro, en la pega, en la calle. Años más, años menos, kilos demás o kilos menos, los hombres están allá afuera. Son las mujeres las que en algún momento de esta larga batalla por la “Liberación Femenina” desaparecieron sin dejar huella. O, más que desaparecer, se escondieron detrás de las máscaras y estereotipos que tanto los hombres como ellas mismas, se han impuesto.

Y para empezar el show, le pregunto a Barsa: ¿Dónde crees tú que están las mujeres?