martes, 8 de julio de 2008

Let the show begin

Parto por agradecer las flores que me tiró Barsa. Eso de “erudita” en el tema me causó harta gracia, sin embargo, vamos a dejar que los lectores decidan eso.

No me considero erudita en temas amorosos en lo absoluto. Mi experiencia es poca y, en realidad, mala tirando para pésima. Podría haberme convertido en una bruja odia-hombres con todo el derecho del mundo. Pero no lo hice en base a la experiencia más preciosa: la ajena.

Más que observadora soy copuchenta, para qué andar con rodeos. Me gusta sacar el tejido y si alguien necesita una oreja para descargarse, yo siempre soy la primera voluntaria. Y ojo, que no por copuchenta me tilden de chismosa. Son dos cosas muy diferentes. La copuchenta solamente escucha y opina cuando se lo piden directamente. La chismosa, escucha lo que le conviene y opina sin preguntarle a nadie.

Volviendo al tema. La cosa es que siempre me ha tocado escuchar a amigos y amigos, más o menos cercanos, sobre sus dramas amorosos. Y como la experiencia a mí no me acompaña, siempre he aportado con lo que me sobra: sentido común, el que obviamente jamás aplico a mi propia vida, pero sí a la de los demás.

En base a lo que he escuchado, a lo poco que he vivido y a cierto conocimiento en materia psicológica, he elaborado un montón de teorías sobre cómo se relaciona la gente en general. Algunas teorías son más tiradas de las mechas que otras, pero casi todas apuntan a dos cosas: confianza y honestidad.

Cuando se trata de relaciones de pareja, creo que esos dos conceptos se vuelven aún más importantes, y junto con el ámbito sexual o químico u hormonal o como quieran llamarle, forman el Triángulo de las Bermudas de las relaciones amorosas. Si uno de esos tres ángulos está mal, tarde o temprano uno de los involucrados cede y queda la escoba.

En relación con la pregunta que llevó a Barsa a preguntarse “¿Dónde están las mujeres?”, yo venía hace harto tiempo preguntándome lo mismo. “¡¿Pero cómo?!” dirán ustedes, lo lógico es que haya preguntado de vuelta dónde están los hombres.

Yo a los hombres los veo todos los días: en el metro, en la pega, en la calle. Años más, años menos, kilos demás o kilos menos, los hombres están allá afuera. Son las mujeres las que en algún momento de esta larga batalla por la “Liberación Femenina” desaparecieron sin dejar huella. O, más que desaparecer, se escondieron detrás de las máscaras y estereotipos que tanto los hombres como ellas mismas, se han impuesto.

Y para empezar el show, le pregunto a Barsa: ¿Dónde crees tú que están las mujeres?

4 comentarios:

Carolina Flores V. dijo...

y donde estaran als mujer¿?¿ pues en todos lados andamos =D para arriba ,para abajo, para el lado en fin ...y como va nena todo bien esperemos qu si saludines y buena tarde =)

Carlitox dijo...

Estimada señorita de los Siete Infiernos.
Las mujeres, como usted mismo dijo, están tras máscaras o otros artificios. Per creo que se d´ónde están muchas: Están donde se pueden expresar y ser ellas mismas, como ejemplo, estoy posteando en el blog de una.

En cuanto a M.A.C.H.O.T.E.S, porsupuesto que puedes dejar tus comentarios, mira que comentarnos sólo entre hombres termina siendo raro.

Isabel dijo...

Estamos travestidas, mujer!!!!! Por eso no se ven mujeres, sino que hombres sin pene y pechugas sirviendo de incubadoras... ando amarga con el sexo femenino, sorry.

Nori dijo...

El triángulo de las bermudas de las relaciones consiste para mí en: buen sexo, harta risa y mucha confianza. Sin eso, a mí se me muere la flor for real!

saludos!